En su adolescencia, Andrés Porcel visitaba restaurantes del país y del mundo con una pequeña libreta en la que anotaba todo tipo de detalles: escribía sobre la comida, por supuesto, pero también sobre la iluminación, la atención, la música y la vajilla, entre otras cosas. Lo que él veía en esos restaurantes, más que un servicio, era una forma de arte. Varios años después, tras dedicarse un tiempo a las finanzas, Andrés creó Chila, el restaurante que inauguró en 2006 después de desarrollarlo de punta a punta en su mente durante más de una década. Hoy Chila es su escenario, su teatro, el lugar donde puede plasmar su expertise en fine dining y donde potencia el talento en bruto de cocineros jóvenes y talentosos, con chefs ejecutivos como Soledad Nardelli en los inicios y Pedro Bargero en la actualidad. Chila es un proyecto vivo, cambiante, que se alimenta de sus actores, sus escenas y sus diálogos. Es el reflejo de un creador que entiende, que enseña y que aprende, y que busca que los comensales vivan una experiencia que intenta desde el paladar llegar al alma.

A diferencia de muchos de los grandes chefs que tuvieron sus inicios en la infancia, en las cocinas de sus madres y abuelas, Pedro Bargero no sintió interés alguno por la gastronomía hasta los 20 años, cuando ante la necesidad de hacer algo con sus manos y el deseo de viajar, decidió aprender el oficio de cocinero. Descubrió entonces en sí mismo una pasión absoluta por los productos, sus sabores y sus técnicas, y rápidamente comenzó una carrera que lo llevó de Chila a los restaurantes franceses de Mauro Colagreco y David Toutain, luego a las más diversas cocinas de Europa, y finalmente de vuelta a casa, como Chef Ejecutivo del restaurante de Andrés Porcel. Su desembarco en Chila marcó un quiebre no solo en la cultura de este Relais & Chateaux, sino también en la cultura gastronómica de la ciudad y el país. Pedro le da vida a los productos con los que trabaja de maneras novedosas y disruptivas, jugando con los contrastes de sabores, texturas, colores y perfumes, y diseñando experiencias sorprendentes e impredecibles. Es una fuerza transformadora cuya singularidad moldea la identidad de Chila capítulo a capítulo.